Tengo una autoestima
muy alta y tú sólo me la achicas haciendo que retenga a mi gigante alma, con
usted siempre fui una dama, nunca sintió mi ausencia porque de mañana, tarde o
noche y hasta de madrugada al pie del cañón ahí estaba, ¿recuerdas que era yo quien
tomaba la iniciativa? con quien a diario sonreías y agradecías mi presencia en
tu vida, en realidad me harté de pedir “perdón” cuando nada hacía, de aceptar
culpas ajenas cuando yo era la víctima, me harté de tragarme el coraje que
causaban tus desplantes para sólo ver en tu mirada alegría, de sacarte una
sonrisa cuando tú provocabas una lágrima que rodaba por mi mejilla, de que
alagaras a quien por la espalda te ofendía, de ver cómo poco a poco todo lo que
por ti sentía lo destruías, así que no acepto ni me entorpezco con reclamos,
entre usted y yo ya no existe ningún lazo que las fotos, cartas y regalos se
fueron en el baúl que ayer entre el tiempo y tú me robaron.
No sé porque te
ofendes, si yo siempre fui la que con un helado con sabor a te quiero quiso
convencerte de que te quedaras aquí para siempre, y ahora me pierdes, siempre
te di TODO por nada no sé si lo recuerdes. Pero recuérdame como la idiota que
puso ante ti todas sus pertenencias y en lugar de que eligieras mi gran cariño elegiste
tu partida, recuérdame como la persona que siempre quiso lo mejor para ti y por
ese motivo me sacaste de tu vida, cometiendo es más grande error de tus días.
Vamos hacer memoria
para ver si ya recordaste que yo puse el “punto” y tú diste el “punto y aparte”.
PD: no tienes por
qué ahora reclamarme…